El espacio crítico como gag humorístico...

12.04.2011 por Sayak Valencia

... el cinismo como icono publicitario

Entrar en una sala que anuncia “anticipándonos al siglo XXI” debería haberme prevenido de lo que me esperaba: entrar en un loop. Entrar en un loop crítico, decir de muchas formas las mismas cosas, decir NO ESTOY DE ACUERDO y decirlo con el lenguaje (visual) de la publicidad. Decir todo de nuevo con otro tempo (fast as you can) y otra iluminación. Volver familiar el objeto de la crítica, volverlo aceptable incluso vendible. La necesidad de la crítica y la fuerza de la contra-crítica. Decir lo que ya todxs sabemos pero raramente se dice: que consumismo significa consumirnos. Decirlo hackeando el universo visual del propio consumidor, dejándonos en un limbo entre el espacio crítico como gag humorístico y el cinismo como icono publicitario.

Las ráfagas visuales que nos tratan como cuerpos muertos, sin tiempo suficiente para obtener un criterio inmediato. La falta de tiempo y la risa fácil como armas arrojadizas. Ocho cortos comisariados por HAMACA, ocho:

  • "Los orígenes del marketing (pieza pluma sobre asuntos pesados)". León Siminiani. 2010. 6’
  • "All Resistance is Useless". Manuel Saiz. 2004. 03’20’’
  • "Meet my meat". María Cañas. 2007. 7min
  • "Producciones Visuales de la Sociedad de Consumo". Erreakzioa-reacción. 2000. 4’
  • "Canto IV". Rogelio López Cuenca. 2005. 5’40’’
  • "Cynicism 2". Technologies To The People. 50’’
  • "Llamadme Claudia". Venga Monjas. 27’ 51’’
  • "El fin del mundo". Alberto González Vázquez. 2010. 3’31’’

El oficio kamikaze de hablar en códigos cuasi-idénticos a los del enemigo para intentar subvertirlos. El riesgo de caer presas de nuestro propio juego de espejos, la capacidad de adaptación y fagocitación de los discursos insumisos que tiene el capitalismo.

La velocidad y el ritmo que nos mueven al unísono del "pancoreográfico" del consumo. La dificultad de discernir y la necesidad de discernir entre quienes quieren cambiar las cosas y quienes quieren sólo venderlas. La importancia de seguir gestando soluciones micro-políticas frente a la voracidad del sistema de consumo y su apelación a lo sentimental. Frente a la crítica el peligro de la hipercrítica y su indolencia intelectual. Frente al trabajo de denuncia de estos cortometrajes surge la aseveración urgente de entender que no todo vale, que el mundo es complejo y ya no puede ser leído en las vetustas polaridades del bien y del mal.

Ocho cápsulas de micro-política que nos ponen en un border interpretativo, que nos (in)ponen unos marcos de lectura, que afirman: somos consumidores y odiamos el capitalismo. Una grieta visual que entra en el ojo-espectador y se enfrenta a la posibilidad de que al contar un relato crítico éste se vacíe y sea simultáneamente fragmentado en slogans publicitarios, transformando su insurrección en un gag hilarante que se comercializará junto a otros productos en el mercado de la extimidad.

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