30.12.2010 por
El año 1992 se ha convertido en un mito para esta ciudad que habitamos y de alguna manera también para el estado español. En el año 1992 se celebraba el V Centenario del Descubrimiento de América, las Olimpiadas de Barcelona, Madrid ciudad europea de la Cultura y la Expo’92. Básicamente es un año en el que se lió parda.
Cuando empezamos con la idea de "Progresa Adecuadamente", rápidamente nos vino a la cabeza el "estado" en el que se encuentra lo que fue la ciudad de los descubrimientos, la Isla de la Cartuja, una basta zona creada para la Exposición Universal de 1992 y que después del "esplendor" de aquellos días, 20 años después "siguen creciendo los jaramagos". De hecho la imagen que ilustrará esta edición del festival va un poco por ahí.
Sobre las implicaciones locales, políticas y del día a día seguro que no somos las personas más indicadas para hablar. Somos ciudadanos de Sevilla y usuarios de La Cartuja (de hecho la visitamos todos los días), que si uno dice una cosa, que si otro dice otra, que si la cartuja está lejos, que si la cartuja es un centro de alta tecnología, que si sólo pasa un autobús, que si hay que construir casas, que si hay que abrir otro puente, que si allí es donde están las discotecas, que si por la noche te puedes quedar encerrado, que si se van a quitar las vallas blancas... en fin, muchas cosas se pueden decir de La Cartuja nos vamos a quedar, ahora, con aquellas que nos remiten al concepto de "ruina moderna", una ciudad-futura construida sólo para unos meses y que ahora da la sensación de que no sirve, está obsoleta. Al menos esa es la imagen que hay de ella.
A principios del año 2003, Osfavelados y wewearbuildings.cc (mas conocidos ahora como Hackitectura.net) presentaron en la quinta edición del Festival ZEMOS98 la Pure-Data-beta-rave en el apeadero del AVE (porque es que hasta la Expo´92 llegaba el AVE oiga!). Bajo el título "Cómo reconocer el futuro cuando te aterriza encima" se presentó este evento social Plug&Play lleno de referencias al ciberpunk y a los movimientos sociales digitales que en aquel momento estaban introduciendo en nuestro imaginario palabras como hacktivismo.
Aquel fue un evento que usaba el valor estético y distópico de estas ruinas modernas y sirvió para montar una fiesta autogestionada con VJ’s, Wireless (el movimiento por el WiFi libre era muy potente en aquel momento), científicos sociales y arquitectos. Se puede consultar la documentación en la propia web de Hackitectura. Se reclamó el uso del espacio público abandonado como espacio para la experimentación y la innovación radical, y visto en la distancia queremos reconocer la importancia que tiene en el camino de la "cartografía digital" de esta ciudad.
Desde otra perspectiva totalmente diferente y desde Febrero de 2006 una serie de entusiastas de la EXPO’92 montaron un portal para compartir noticias, recuerdos, imágenes y hasta están reconstruyendo con formato wikipedia la propia Expo’92. En EXPO92.es hemos encontrado algunas imágenes, relatos y sobre todo seguimiento al estado en el que se encuentra la "ruina moderna" de la Isla de la Cartuja. Como bien nos ha enseñado Henry Jenkins las comunidades de fans hay que tenerlas en cuenta como un híbrido, entendido como seguidor crítico y "prosumer" de nuestra cultura.
Un buen ejemplo de su labor es la colaboración con Reporteros Cuatro, el programa de "reportajes de actualidad" dirigidos en CUATRO por Jon Sistiaga. En un programa titulado "¿Era necesario construirlo?" se analizan algunos casos en el estado español de estas ruinas modernas. Y como caso paradigmático, y con bastante sensacionalismo, se presenta la Isla de la Cartuja:
En 2012 se cumplirán 20 años de la Expo’92 y como alguno aprovechará esa efeméride para celebrar algún acto nostálgico queríamos desentrañar algunas iniciativas, ideas, realidades sobre todo esto del 92. Sobre todo porque si hay algo que reivindicar es que los espacios públicos sean de todos y todas, y que lo que se hizo con tanto dinero debe convertirse en un espacio de transformación y experimentación en pro del conocimiento, la cultura y sin perder la memoria histórica.
NOTAS